
Una desición del Ministerio de Cultura encendió la controversia en el país.
Michel N. Villanueva – Columnista, Educación y creación de contenido: Jun 9, 2025
La propuesta de reducir casi un 40% la área oficial de la Reserva Arqueológica de Nazca, hogar de las misteriosas líneas del desierto, había sido aprobada. Esta medida dejaba sin protección más de 2.000 kilómetros cuadrados de territorio que, según el gobierno, no contenían evidencia de patrimonio arqueológico. Sin embargo, la reacción pública no tardó en llegar. Y la medida fue finalmente anulada.

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Aunque en apariencia técnica, esta decisión tenía profundas implicancias culturales, económicas y políticas. La zona afectada no solo forma parte del legado histórico del Perú, sino que también representa una destinación de actividad turística y comercial. Miles de familias dependen de la imagen de Nazca como destino arqueológico de clase mundial. Restaurantes, hospedajes, guías turísticos, productores artesanales y pequeñas agencias viven directa o indirectamente de este flujo constante de visitantes.
La justificación oficial fue que en la porción eliminada de la reserva no se habían registrado restos arqueológicos. Pero investigadores y arqueólogos —como el Colegio de Arqueólogos del Perú— respondieron que estas afirmaciones carecían de rigurosidad. En septiembre del año pasado, por ejemplo, una investigación japonesa identificó más de 300 nuevos geoglifos en Nazca usando inteligencia artificial, demostrando que aún hay mucho por descubrir. Reducir el área sin un estudio integral podría significar la pérdida de zonas de alto valor arqueológico aún no identificadas.
Además, detrás de esta decisión existía una preocupación latente: la expansión de actividades mineras, tanto legales como ilegales. Luego del recorte, se identificaron más de 2.500 inscripciones mineras dentro del nuevo perímetro. Para muchos, esto evidenciaba un interés económico y comercial en explotar recursos en tierras originalmente protegidas. Si se hubiera mantenido la reducción, las empresas mineras habrían tenido vía libre para solicitar permisos de explotación en un territorio que antes estaba resguardado.

Este tipo de medidas también afecta la percepción internacional sobre la protección del patrimonio en el Perú. La Reserva de Nazca es Patrimonio de la Humanidad según la Unesco, y cualquier modificación sin el debido proceso y sin consulta técnica pone en riesgo la relación del país con organismos internacionales. Así lo advirtió incluso el ex canciller Óscar Maúrtua, recordando que no se puede enviar un mensaje de desprecio por los tratados firmados.
Finalmente, el gobierno retrocedió. La medida fue anulada y se restableció la extensión original de 5.633 kilómetros cuadrados. El Ministerio de Cultura anunció la instalación de una mesa técnica con participación de expertos, organismos internacionales y representantes de la sociedad civil, con el fin de evaluar, de forma científica y transparente, el uso del suelo y los límites de la reserva.

La decisión de proteger nuevamente la totalidad de la reserva no solo es un triunfo para la cultura. También lo es para la economía local, para el turismo sostenible y para el posicionamiento internacional del Perú como un país comprometido con su historia. Porque conservar Nazca no es solo cuidar el pasado: es también asegurar el presente de muchas familias y el futuro de un país que tiene en su patrimonio uno de sus activos más valiosos.
Fuentes:
https://espanol.yahoo.com/topics/noticias-de-peru/
https://lorosyguacamayos.com.ar/ave-fragata-lineas-de-nazca/
https://peruviajes3.webnode.es/nazca-la-ciudad/
https://www.britannica.com/place/Nazca-Lines